habitación 317
Mariano Mediavilla, fue paciente de mi madre durante mi infancia y solía acompañar sus tardes jugando al “veo veo”. Años después lo recordé y me propuse hacer un trabajo en el que pudiese volver y retratar su vida a través de sus paseos, estancia en la residencia y sus objetos. Llegué a encontrarle y a estar con él una sola vez. A pesar de su alegría por volver a verme y su entusiasmo por el proyecto, tan sólo pude disparar dos veces: una hacia su rostro y otra a la ventana. Murió esa misma semana. Al enterarme, tomé la cámara y volví a su habitación. Sus cosas, enseres y su olor aún continuaban intactos. Así pude recuperar un perfil de este hombre a través de los objetos que llenaban sus rutinas y su espacio. Aquí presento siete simbólicas fotografías de parte de lo que pude rescatar.